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CÓMO SE RECICLAN LOS FRIGORÍFICOS

A partir del año 2001 quedó prohibida en España, en la fabricación de aparatos de frío, la utilización de sustancias que contribuyan al agotamiento de la capa de ozono. Entre ellas, se hallan los clorofluorocarburos (CFC), los hidroclorofluorocarburos (HCFC) y los hidrofluorocarburos (HFC), que se usan como fluidos refrigerantes. Desde ese momento, los frigoríficos y otros aparatos de frío dejaron de emplear estas sustancias, sustituyéndolas por hidrocarburos, entre los que destacan el isobutano y el ciclopentano, que si bien no afectan la reducción de la capa de ozono, sí tienen un potencial de cambio climático significativo.

En el caso de los frigoríficos con gases que agotan la capa de ozono, los procesos de reciclaje habituales se centran en la retirada de los fluidos contenidos en los circuitos del aparato, para posteriormente proceder a su trituración en condiciones de atmósfera controlada. No obstante, hasta hace un tiempo en los frigoríficos con hidrocarburos no se llevaba a cabo este procedimiento, con lo que se producía la liberación a la atmósfera de gases contaminantes, y es por este motivo que se detectó la necesidad de aplicarles el mismo tratamiento.

Para poder realizar el proceso de reciclaje con todas las garantías, estos equipos deben gestionarse en plantas de tratamiento específicas. Al llegar a estos centros, se procede en primer lugar a la extracción de algunos componentes, como los cables y las bandejas de vidrio.

En este punto, se lleva a cabo un proceso de Recuperación de los gases contenidos en el residuo, tanto en el circuito como en las espumas aislantes, que se condensan y almacenan en recipientes adecuados. Posteriormente, el aceite se valoriza, y los gases se eliminan en plantas externas autorizadas para estas operaciones. Durante esta fase, se logra extraer en torno al 30% de todo el gas que contiene el frigorífico.

El resto del frigorífico se destina a su trituración en condiciones de atmósfera inerte, utilizando nitrógeno para mantener la proporción de oxígeno en un nivel seguro que evite el riesgo de explosión. Mediante este proceso se separa la espuma de poliuretano de otras fracciones, como metales y plásticos, que se remiten a otras instalaciones para su valorización.

Durante la trituración, se lleva a cabo la captación del resto de los gases, que de nuevo son almacenados, en instalaciones criogénicas y de filtración con carbón activo. La espuma de poliuretano se trocea y se somete a un proceso de peletizado, con el objetivo de captar el 70% de gases restante.

El proceso de reciclaje de los frigoríficos permite recuperar materiales como los metales, el vidrio, el plástico y las espumas, con lo que en la actualidad se logra valorizar en torno al 80% de los materiales contenidos en estos electrodomésticos.

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